
Los seres humanos somos seres definidos por la muerte, como bien se encargan de recordarnos todas las grandes religiones sin excepción.
Todo lo que hacemos lo hacemos contra la inmensa oscuridad que nos aguarda al final del camino: amar, parir, crear, trabajar, divertirse, conquistar imperios, soñar.
Vivimos contra el propio sentido de la inercia, que tiende hacia la nada. Mientras nos encaminamos de forma inexorable hacia ella, vivimos y gozamos cada segundo como un milagro que se repite.
Nuestra vida es un momento de luz entre una eternidad. Unos aceptan mejor que otros la tremenda herida de la muerte, pero a todos nos llega. Y siempre antes de tiempo.
La única salida es aprender la lección del dolor y hacer consciente nuestra existencia, por fugaz o transitoria que sea. Vivir, y amar, luchar.
Así que felicidades por estos 17 años de vida.
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